En nuestra búsqueda y afán por descubrir los secretos ocultos en los jeroglíficos pasamos por alto que este lenguaje místico y enigmático representaba visualmente el sol, las estrellas, la fauna y la flora del Nilo y enseres de la vida cotidiana.
Estos maravillosos símbolos eran en realidad una expresión simple de todo lo que los rodeaba. Volvieron sagrado lo cotidiano, encontraron el vehículo del misterio divino: TODO AQUELLO QUE SE REVELABA ANTE SU MIRADA.